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22 Cuando todos estaban muy contentos, unos degenerados rodearon la casa y dando golpes en la puerta dijeron:

—Saca al hombre que tienes en tu casa, queremos tener relaciones sexuales con él.

23 El dueño de la casa salió y dijo:

—No hagan esa maldad. Este hombre es un invitado en mi casa. No cometan ese terrible pecado.[a] 24 Miren, aquí está mi hija que nunca ha tenido relaciones sexuales, y también está la concubina de este hombre. Pueden hacer lo que quieran con ellas, pero no cometan ese terrible pecado contra este hombre.

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Footnotes

  1. 19:23 En ese tiempo era costumbre proteger y cuidar a los invitados.